3.10. Herbert Marcuse

El burgués e intelectual marxista Herbert Marcuse (1898 – 1979), judío alemán que sirve en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial, que luego se exilia a Estados Unidos y se integra tanto a su sistema académico en calidad miembro de la neomarxista “Escuela de Frankfurt” (Universidades de Columbia, Harvard, etc.) como a la “Oficina de Servicios Estratégicos” del Departamento de Estado. En los años sesenta, Marcuse se convierte en el principal ideólogo del movimiento de la “nueva izquierda” mundial. Marcuse procuró reactivar la dialéctica marxista a partir de la ontología fenomenológica. A partir de allí definió un nuevo curso estratégico para la revolución comunista. En los años sesenta, con ocasión de los 150 aniversario del natalicio de Karl Marx celebrado en la UNESCO, Marcuse afirmó: “Creo que los estudiantes se revelan contra todo nuestro modo de vida… Jamás he predicado la violencia. Pero creo sinceramente que la violencia de los estudiantes no es sino una respuesta a la violencia institucionalizada de las fuerzas del orden”. Agregaba Marcuse: “Creo que la lucha será necesaria, más necesaria que nunca quizás, si se vislumbra la posibilidad de un nuevo modo de vida. Los estudiantes ven en el Che Guevara, en Fidel Castro, en Ho Chi Minh figuras simbólicas que encarnan no sólo la posibilidad de un nuevo camino hacia el socialismo… exento de los métodos stalinistas”. Concluyó entonces Herbert Marcuse que: “La idea tradicional de la revolución y la estrategia tradicional de la revolución ha terminado… Uno puede hablar legítimamente de una revolución cultural”. Desde el “pensamiento crítico” o neomarxismo, es decir, en el marco de la llamada “Escuela de Frankfurt”, sosteniendo la tesis de la “revolución cultural” Marcuse formula una teoría de “liberación individual y social” de ruptura con los moldes represivos de la cultura burguesa, proceso político revolucionario que debía sustituir el modelo establecido por el sistema del comunismo soviético (URSS). Por tanto, articulando a Marx y Freud, Herbert Marcuse entiende la cultura como instrumento revolucionario que no constituye una sublimación represiva, sino la libre expresión del Eros, el principio del placer y la dimensión lúdica. Aprecia Marcuse, que el capitalismo desarrolla una orientación mediática que constituye un escenario cultural cerrado que propicia el pensamiento único para determinar el comportamiento de la sociedad. Con ello, se crea una estructura de dominación que, bajo la apariencia de una conciencia feliz, inhibe la posibilidad de cambio hacia la liberación política. Entonces, Herbert Marcuse postuló que “el Eros es el principio del ser... ya que ser es esencialmente lucha por el placer. Esta lucha se convierte en una meta de la existencia humana”. De allí que la construcción de una sociedad utópica comienza con una revolución cultural realizada a partir de la “rebelión sexual, moral, intelectual y política… dirigida contra el sistema como un todo”. En este contexto, a partir de los criterios del Marx joven, Marcuse también exalta la “ecología radical” como una vital dimensión de la “liberación, vale decir, de la revolución. De hecho, Herbert Marcuse es celebrado como “padre de la nueva izquierda mundial”.