3.4. Eduard von Hartmann

Eduard von Hartmann (1843–1906), uno de los principales representantes del pesimismo europeo, pone como principio del mundo lo “inconsciente”, que es, a su vez, voluntad y razón. La existencia del mundo, su ser, se reduce a la voluntad; la esencia, la cualidad del mundo, en cambio, se deriva de la razón. Según este “filósofo del inconsciente”, el mundo es tan bueno como puede ser, pero su existencia es peor que si no hubiese mundo. Al mismo tiempo la voluntad engendra, con necesidad psicológica, el dolor y el desagrado, los cuales, en cantidad, sobrepasan el placer. Precisa von Hartmann que el crecimiento de la conciencia, el progreso de la cultura y de la inteligencia sólo sirven para caber más variados y mayores los males. Cuanto más rápidamente avance la cultura, tanto más aprisa aparece el absurdo de nuestra existencia y tanto más pronto vendrá la redención eliminándola. Con eso, en la humanidad civilizada se prepara la resolución de la no – existencia, resolución cuya ejecución trae la redención de lo inconsciente de la pena de la existencia. Así, sosteniendo que todo está penetrado por el inconsciente y que consciente superior sólo hay donde existe cerebro, Hartmann entiende que la causa de que haya un mundo es la oscura voluntad que, en su hora de sumo abandono de la razón, creó este mundo. Pero cómo no se preguntó al entendimiento, no puede contestarse la pregunta de por qué hay un mundo. En rigor, correspondiendo el mundo a una existencia sin paz, sería mejor que no lo hubiera pues lo más bello de la vida es el sueño, instancia en que uno se puede olvidar de todo.